martes, 6 de abril de 2010

lunes, 5 de abril de 2010

TORREÓN, COAH.- Corría el año de 1923. Eran las ocho de la mañana del 20 de julio, todo estaba en aparente calma, Ana María Flores Sánchez, conocida como “La Maestrita”, sólo tenía 13 años de edad. De pronto escuchó tremenda balacera, el ruido venía en dirección al puente Guanajuato, en Parral

Ella se encontraba a varios metros de distancia, por lo que no alcanzaba a distinguir el acontecimiento. En ese momento llega un niño anunciándole en voz alta: “Acaban de matar a Villa”... Ana María comenzó a correr hacia el puente. Justo en la Terminal del mismo se encontraba el cuerpo sin vida del General Francisco Villa;, pocos metros antes un cuerpo más, era Rosalía, mejor conocido como “Calco”, él solo estaba mal herido, una bala le perforó la espalda.
Una vez que Ana María logró reaccionar y reconoció los cuerpos, apresuradamente se regresó al pueblo a pedir ayuda, llegó hasta la iglesia a comunicarle al cura tremendo suceso. Ya acompañada por él se acercó una vez más para ver de cerca a Villa, ya que no asimilaba lo que estaba sucediendo.
Ahí cerca se encontraba también el carro en que Francisco Villa se trasladaba antes de encontrarse con su muerte, junto al vehículo estaba Miguel Trillo, su secretario; detrás de la unidad, Daniel Tamayo, su asistente y el General Contreras, también herido. Él iba chorreando sangre, al parecer había perdido un brazo, sólo el destino de Villa y el de Miguel Trillo se escribieron hasta ese momento.